Aferrados al ensueño
Las personas somos animales de costumbres. Odio sentir como siento y esperar lo que espero. No acepto que lo que vivo es un sueño, creado por mi mente para adaptarlo a lo que yo querría que fuese mi realidad.
¿Cuántos de nosotros acepta relaciones con el resto del mundo, sin los estándares de calidad necesarios? Tenemos amigos interesados, que nos usan y no nos entienden, parejas que nos “aman” y no sólo no nos entienden, sino que no hacen ningún esfuerzo por comprendernos. Familias (padres, hijos, hermanos, etc) que nos critican por nuestros actos, pero no se interesan en preguntarnos porque tomamos nuestras decisiones.
Realmente, pasamos la vida aceptando “barco como animal acuático”. NO ES JUSTO. Sea cual sea mi lucha, merezco tener a mi lado compañeros de vida, que compartan mis inquietudes y celebren mis logros, porque yo lo hago con ellos. Yo soy feliz por mi gente cuando cumplen sus metas y muero de pena por ellos, cuando se tuercen las cosas. YO ESTOY AHÍ PARA TODO. Merezco lo mismo a cambio. Pero es más fácil ignorar los problemas ajenos y mirarnos el ombligo, mientras otros velan por nosotros.
Si eres del selecto grupo de “los ignorantes que se creen que dando la vida por otros vas a conseguir que alguien esté a tu lado”, bienvenido al club de ” la decepción asegurada en tres, dos, uno….”.
¿Qué debería hacer para resolver esta situación?
No aceptar, no soportar, no tragar. ¿Lo haré? seguramente no, durante mucho tiempo, porque los sufridores tenemos mucha paciencia, hasta que un día todo estalle y los límites que imponen otros a mi vida, salten por los aires y seré libre. Sola, pero libre. Sola como ahora, que tengo una ficción de compañía, en la que mis intereses, mis sueños y mis alegrías son coto privado de caza. No podemos hablar de ellos, porque son tabú.
¿ Y de qué habla alguien al que le prohíben hablar de todo lo que ama? No habla y el silencio es muy peligroso. Porque en el silencio se cuece la desesperanza y la ira. Es el preludio de “la crónica de una muerte anunciada”. Luego llegan los Ayayais y los madres mías. Cuando el aguantador ha dejado de aguantar, cuando el paciente se impacienta y cuando el dócil y manso se hace bravo y de pronto pasa de oveja a león. entonces todo el mundo se extraña. ¿Por qué habrá reaccionado así?¿Qué bicho le habrá picado? Somos invisibles, nadie se fija en como se nos pisa y se nos vapulea, al son que tocan otros, mientras luchamos por seguir siendo nosotros mismos.
A punto de explotar
El cerebro, una olla a presión, con la válvula atascada, que acumula presión, porque no le dejan desahogarse. Sigo pensando que es injusto, que todos necesitamos desarrollar nuestros pensamientos y ser escuchados. QUIERO SER ESCUCHADA. Quiero que me escuchen aquellos a los que amo. He escuchado muchas veces decir, es que no hablas de lo que sientes, eres introvertida, pero cuando hablo se me ignora. No quiero seguir guardando mis pasiones y mis miedos, no quiero vivir en un encierro mental obligatorio porque lo que yo amo no es lo mismo que lo que aman los que me rodean.
Este no es un texto de desamor, es un texto contra la incomprensión y contra la limitación de la libertad de expresión personal.
TE ECHO DE MENOS
En los momentos más bellos, en los que la vida me sonríe, te echo de menos. En la tristeza absoluta, cuando me hundo en el foso, te echo de menos. ¿Qué mi pareja me ama?¿qué mi pareja me entiende?.. te echo de menos.
Compartir casa no es compartir vida, te echo de menos. Porque si amas comprendes y eso lo echo de menos. No quiero un buen compañero, quiero un compañero de vida y te echo de menos.
La dura vida me arrastra, me golpea, me aniquila y yo te echo de menos. ¿Sabes que si amas entiendes?¿ y que si entiendes compartes?¿ y que si compartes creces? pues yo te echo de menos.
En la lucha de la vida, hay dos modos de luchar, solos frente a la vida o espalda con espalda frente al rival, y yo te echo de menos.
Echo de menos ser yo y ser entendida, echo de menos que me escuchen aunque solo sea por cortesía.
Echo de menos ser amada por quien soy y no por quienes otros han decidido que sea. Porque yo en mi misma soy perfectamente imperfecta. Tan perfecta como aquellos que me quieren cambiar para adaptar mi persona a sus conveniencias. Echo de menos ser yo.
Las personas engañamos, sobre todo a nuestras almas, porque sin entender te amo y yo te echo de menos.
MI REFLEXIÓN PERSONAL: AMA AL PRÓJIMO COMO A TI MISMO, PERO ÁMATE MUCHO A TI MISMO