Comer mal el peor mejor momento del día
Esta tarde he vuelto a comer mal el peor mejor momento del día.
Hoy ha sido un momento dulce, supercontrolado, apenas una lámina de tarta, pero me ha hecho feliz.
Hoy no lo necesitaba, era por una buena causa, pero aun así ese instante en el que no hago lo que debo me sigue haciendo sentir genial (por desgracia).
Comer mal el peor mejor momento del día
La lucha de las personas con adicción a la comida o desordenes alimenticios es muy ardua porque nadie te prepara para luchar contra ti mismo.
Es decir no a lo que más amas, como leí ayer mismo, “el amor más sincero es el amor por la comida”.
Se que esa frase no es válida para todos, pero definitivamente lo es para mí y creo no equivocarme al decir que también para muchos de vosotros.
Fuente imágenes: Antojos de comer dulce
Explicación de esta pequeña locura (el texto de abajo)
Este texto lo escribí hace un año, habla de la persona que era entonces, llena de seguridad en lo que hacía.
¿Qué si ahora estoy segura? si, pero con más calma, ahora tras un año y medio de retomar el camino he tenido más de un tropiezo.
Algunos duran horas otros meses, pero lo bueno, es que hoy tras ese año y medio puedo decir que cada vez es más fácil remontar el vuelo.
He descubierto que puedo y que soy capaz de descontrolarme con un control y cuando las cosas exceden un límite retomar el camino.
Decisiones
Ahora sí ponemos manos a la obra y podéis leer mi texto sobre lo difícil que es ser obeso de cuerpo,alma y mente.
Porque los hay obesos de cuerpo, con problemas metabólicos que no tienen nada que ver con los obesos mentales.
Esta es una enfermedad mental como la depresión pero se nos ve en el cuerpo, a veces creo que es como un sarampión psicológico… se nos ven los puntos.
Ángel y demonio en perpetua lucha
Tengo muchos malos momentos en mi día, como todos los que tenemos problemas con la comida, en los que la tentación de comer es muy fuerte.
Para mi que soy obesa, (tenga el peso que tenga, seré obesa toda mi vida) son los peores y los mejores momentos del día.
Fuente imágenes: vencer la tentación
Me acerco a la nevera, miro dentro. Sé que allí está lo que me hace feliz, LA COMIDA, pero también sé que no debo.
Una parte de mí (malvado diablillo) dice:
- “Come, te vas a sentir genial”
Y la otra, la coherente (el ángel guay) me dice:
- “¡Ni lo intentes!. No tires todo el esfuerzo de meses y más meses por comer una tontería”
Fuente imagen: Deviantart
La verdad verdadera
Es duro, dificilísimo atender al ángel cuando la recompensa es tan enorme.
¡ESPERA, ESPERA! ¿Es realmente enorme?¿ o solo es un placer momentáneo, que no me lleva a ninguna parte y solo va a conseguir que según acabe de comer me sienta miserable?.
Pues quizá, si la recompensa no es tan grande, pueda decir que no.
Os confieso que las primeras veces el fracaso fue estrepitoso.
¡Si señor!, no conseguía nunca vencer al diablillo.
El resultado obtenido
Luego empecé a vencer en alguna de las batallas. Me lo propuse seriamente.
Firmé un pacto conmigo, de los de no agresión.
- Yo seguía un método de alimentación saludable y mi cerebro dejaría de bombardearme con críticas destructivas sobre mí misma.
Hoy, muchos meses más tarde (o no tantos) tengo el mismo dilema cada día, en infinidad de ocasiones.
Fuente imágenes: Pinterest
No creáis que las cosas han mejorado en cuanto a la cantidad de veces que me siento tentada a comer lo que no debo, las veces que no debo o las cantidades que no debo, pero ahora estoy entrenada.
He dicho muchas, muchísimas veces que no al diablillo de la tentación.
Fuente imagen: cupcakes de fresa
Si dijera que no caigo de vez en cuando mentiría con toda la boca. Caigo yo, como caemos todos.
Tenemos que entender que nuestra adicción es terrible, porque no podemos alejarnos de la tentación.
Nosotros NECESITAMOS nuestra adicción para vivir.
¡¡Menuda situación!!
Fuente imagen: bombones de San Valentín
Consejo para evitar comer mal el peor mejor momento del día
Mi consejo es que te pelees con el diablillo, que aprendas a decir esa palabra que tanto nos cuesta.
A ver, repite conmigo – NO -, hazlo otra vez – NO – y así una y otra vez hasta el infinito.
Ármate de paciencia, porque te vas a pelear con la persona más testaruda del mundo (tú mismo) pero que no decaiga el ánimo.
Si te pones los pantalones que no te cerraban y ya te caben, todos los peores mejores momentos habrán merecido la pena.
Si necesitas encontrar ese punto medio en el que te respetes pero no te ataques y no pases de todo pero tampoco seas extremista, lee este artículo.
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